domingo, diciembre 07, 2014

13. Todos enfermos o la puta al río

14ª Semana (01 al 07 de Diciembre 2014)


Esa semana prometía y mucho, pues, sin saberlo con antelación, me encontré que, después de haber perdido parte de mi sagrado tiempo libre completando el planning, éste había sido totalmente modificado (lo que venía a ser costumbre ya, tanto que empecé a cuestionarme el por qué me obligaban a seguir haciéndolo si el resultado final nada tenía que ver con el mío); pero en este caso, el cambio fue para mejor, pues, por lo visto, iba a tener la posibilidad de "relajarme" mientras seguía currando, eso significaba que todos se iban de viaje ese miércoles y volvían a la semana siguiente, pero, aunque no tuviese que cuidar de G,, tendría que seguir haciendo labores en la casa, como ordenar y arreglar los armarios de la cocina, cosa que, por otra parte, me ilusionaba porque soy una obsesa del orden.

Así que empecé el lunes con una media sonrisa, volvía a despertarme sóla y eso no me hacía mucha gracia. Fui a trabajar, esperando encontrarme las mismas complicaciones con la comida y listo, pero se ve que G. me tenía reservada una sorpresa mejor que la pobre tampoco sospechaba, y así fue como esa mañana me enfrenté a mi primer vómito de bebé en una autobús mientras íbamos a un recreo infantil. Sorprendentemente, mantuve la calma y actué racionalmente, es más, diría que hasta parecía que había hecho eso anteriormente. Me ahorraré los detalles escabrosos y las descripciones gráficas, y la puse a dormir en su cunita. Se despertó justo cuando iba a tener lugar un reportaje fotográfico de la madre, de estos tipo "Hola" de famosos enseñando su casa. Fue bastante caótico retener a la niña conmigo cuando sólo quería estar con su madre, así que con tanto ajetreo decidí que podía empezar a dejar de estar tan serena y empezar a mosquearme. Y como remate final del día, la famosa fiesta que de manera imprevisible salió estupendamente y lo que fue más increíble aún, mi actuación totalmente improvisada fue la favorita de todos (si es que...donde se ponga un español a hacer el mono para incitar a todos a bailar la "Macarena", el "Aserejé" y deleitarles con una de mis gitanadas favoritas, que se quite todo lo demás) El caso es que, aparentemente, no sé que hago siendo au pair cuando podría bien estar dándolo todo en un escenario (de karaokes, seguramente).

El martes no acabó el martirio, la niña estaba enferma eso era un hecho, pero lo peor fue descubrir que eso de que no comía antes de ese martes, era una obsesión de los padres, NO COMER fue lo que estaba haciendo ahora, que no abría ni la boca...

El día que, por fin, pensaba que estaría tranquila me dijeron que tenían una noticia buena y una mala y, creéroslo o no, pero antes de ir a la casa esa mañana, pedí por Dios que por nada del mundo cancelasen ese viaje, pues bien, resulta que Dios estaba sordo ese día y sí, se quedaron (menos el padre) y fue todo un absoluto desmadre: la madre pilló un trancazo (que, luego, pilló G. y, después, yo), la niña seguía sin comer, diarreas a todas caras, la au pair indispuesta totalmente la noche del jueves y el viernes por la mañana porque tenía unas arcadas infernales (y, aún así, seguía trabajando), la tía de la niña que había volado hasta allí para hacer de soporte en la casa sin mucho que hacer porque G. la veía como una extraña... En definitiva, que acabamos todos como el rosario de la Aurora.

He de decir que ya sé que día tengo que volver aquí definitivamente, después de Navidades, ya no es el 17 que ponía en mi papel de vacaciones cuando llegué aquí, ni siquiera el 13 de Enero sino ¡el 10! Miedo me da tanta volubilidad. Al final, estaré volando y me pedirán que vuelva al día siguiente.
*Siento el retraso de la entrada anterior "Alegría antes de Navidad"


NOVEDADES DE LA SEMANA

1. Anécdota:

Dispuesta a recuperar esa parte de mi vida llamada "vida social", el sábado quedé para despedirme de una de mis compañeras de aventuras au-pairianas hasta después de Navidades. Creo que es importante encontrar a alguien con el que te identificas para no sentirte ni tan solo, ni tan perdido en algunas ocasiones, pero sigamos; quedamos, las dos con un objeto de deseo en mente, el mío demasiado obvio: un chai latte bien hecho, el suyo: un vinito caliente (y yo que no sabía ni que eso existía, pero el sólo nombre no me prometía demasiado). Al final, las dos tuvimos lo que "quisimos". El primer chai fue un señor té, incluso ella se decidió a probarlo; pero luego vino el cúmulo de desatinos y todo cortesía de la estación "Hauptbahnhof" que en aquellos días estaba decoradísima y llenísima de puestecillos navideños. Uno de ellos pertenecía a un hombre indio que, por lo visto, se había dedicado a cultivar una especie de caldurrio putrido en un cantaro de latón durante siglos para vendérmelo a mi esa noche; claro que también fue culpa mía (¡¿Qué esperaba de un té que "sólo" costaba 3.50 CHF?!) Resultado, fastidiar el delicioso sabor de mi primer chai con el sabor de una mezcla de agua de fregar con infusión para el dolor de estómago. Pero lo de mi amiga fue quizá peor, pues aunque su vino era bebible a mi entender, a ella, que se veía que sabía, le pareció malísimo, ¡pero costaba 7 CHF un micro-vaso! Como me dolía en el alma dejarlo, me lo endosé y así acabó en mi estómago un batiburri de líquidos que sospechosamente no me hicieron ni mear ni irme de varetas y eso sí me hizo cagarme, pero de miedo.

2. Comidas/bebidas nuevas:

 - Raclette de queso
 - Ensalada rumana de patata casera
 - Knoppers
 - Vino caliente


3. Lugares visitados:

 - Bosque (Wanderweg - Parte posterior del zoo)

 - Café Henrici 
4. Mis favoritos:

 - Raclette de queso
 - Café Henrici

MORALEJA: Emocionarse demasiado puede tener un muy mal resultado: la decepción.
En Zürich, jamás tratéis de comprar algo barato y esperar que sepa bien, son mezquinos ¬¬


"A veces la única forma de mantenerse sano es volverse un poco loco." - "Inocencia interrumpida"

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