domingo, junio 14, 2015

31. Por un puñado de domingos

41ª Semana (8 al 14 de Junio 2015)


Todas las historias, grandes o pequeñas, tienen un final, y a ésta se le avecinaba el suyo. 
Tras dar el domingo anterior mi negativa definitiva a extender el contrato, cosa que se acogió, en esta ocasión, con inusual normalidad, se me anunciaron interesantes nuevas: quizá acabase mi trabajo un mes antes, cosa que, en principio, se me atragantó porque mi tozudez tauro-aragonesa me obligaba a quedarme el año entero, pero que, después de digerir, me sumió en la ensoñación infinita de unas vacaciones en la playa.
De todas maneras, debía esperar hasta el término de la semana siguiente para averiguar el veredicto. Así que, como en las telenovelas, siempre había finales abiertos, para que siguieses enganchado un día más.

La noche de ese día, cuya definición gráfica debía haber sido como muestro a continuación:
me hizo querer empezar la semana con "muchísima ilusión", pues G decidió deleitarme con una serenata de berridos guturales a la hora de ponerla a dormir que traté apaciguar de todas las maneras posibles y que sólo conseguí acallar sentándola en el sofá, después de 30 minutos escuchándola, donde se empezó a dormir hasta que, ¡viva el don de la oportunidad!, llegaron sus papás.

Sin embargo, y contra todo pronóstico, la semana fue extremadamente buena. El por qué era sencillo a la par que curioso, así que como si se hubiese puesto el karma de acuerdo con una alineación de planetas o estuviese viviendo en mi propio "Show de Truman", todas aquellas personas con las que había perdido el contacto, resurgieron ¡DE VEZ! (Cuando nada tenían que ver las unas con las otras).
Y si a ello le sumábamos que mi cabeza había recuperado la paz que le arrebató el estrés de la anterior, la vida no podía ser más bonita.

¡Ojo, que ello no quitaba que tuviese desafíos también, como una nueva visita al doctor para G o el enterarme del incontable número de papeles que no poseía y que debía tener para poder irme de Suiza dejando todo bien atado!
Claro que de ésto me enteré a partir de una visita al consulado español, cuando acompañé a una amiga a realizar unos trámites.
Así que ahora tenía una lista que ni la de Schindler de cosas por hacer y menos tiempo que un Sean Bean vivo en una película.

El miércoles pasó algo genial, no va la niña y se me enchocha de un chiquillo monísimo. Venga a buscarse el uno al otro, cuando, de repente, la cosa se pone intensa y G, es sus ganas de plantarle el beso definitivo, porque abrazos ya hubo unos cuantos, le enganchó de los pelos para que se lo diera. Como era natural, tuve que entrar en escena, demasiado pasional todo, a ver si lo iba a dejar calvo con 3 años; y, claro, acabé mal parada. Yo la entiendo, el amor es un sin sentido necesario y ella estaba locamente enamorada. Lo demostró cuando al irse el muchacho, ella cogió, y se subió a su carrito (normalmente, le hace poca gracia) y trató de atarse los arneses para que le siguiéramos (seguramente hasta un aeropuerto, o algo de eso que es muy de comedia romántica).

¿Sabéis qué es volver de tu descanso de media tarde para que te reciba la abuela con un: "Se ha roto un plato de porcelana, hay trocitos por el suelo, me puedes dar la escoba para recogerlos" Darle un aspirador de mano y que mágicamente haga algo para que se abra y caiga un montón más de mierda al suelo? Yo tampoco, hasta ese día. Suerte que por la noche, aún a sabiendas de que a la mañana siguiente iba a ir look "novia cadáver" a mis clases de alemán, salí a hacer aquello que tenía pendiente: ver a mi amigo tocar en directo y ya que estaba, pues a tomarme unas cervecillas, quizá de más, más que de menos, pero fue divertido. Nunca imaginé que un vestido tan barato como el que llevaba, podía causar tantísimo revuelo, pero nadie, nadie ese día, quedó indiferente, y yo que me alegraba de no tener que gastarme burradas para ser admirada.

Y así, sin grandes pesares, llegué a un nuevo domingo, pero ese sí, ese sí que podía llamarse D-O-M-I-N-G-O.
NOVEDADES DE LA SEMANA

1. Anécdota:

Se puede ser despistado o ser como yo, que si te vas a olvidar algo, te olvidas de todo. Y así fue como el sábado, cuando estaba a medio camino para mi curso de alemán, descubrí que no sólo no llevaba dinero, sino que me había dejado todo, pero todo el pack: dinero, tarjetas, documentación, abono de transporte, almuerzo y demás tonterías que lleva cualquier chica en su bolso/mochila... Eso sí, móviles, esos me los cogí todos (Tengo 3, que por desgracia, me van a volver loca) y, por suerte, los libros de alemán para que, por lo menos, el viaje gratis fuese fructuoso.
En Suiza no son mucho de subir revisores, pero sólo faltaba que con la Ley de Murphy y tal y como se encontraba el centro de Zúrich (todo levantado, cortado y con muchas paradas cambiadas de sitio), ese día se les antojase subir justo a uno de mis tranvías, así que me pegué mis 4 trayectos, con ojos achinados, sospechando de todo el que subía para prepararme a darme a la huida, si se diese el caso, por no hablar de los innumerables rezos que me clavé a todos los santos y divinidades que conocía.
Y, aunque imagino, que esperabais que al final pasase lo obvio, no, esta historia tiene un final feliz y los 100 CHF de multa siguieron donde nunca llevaron intención de salir... :P

2. Comidas/bebidas nuevas:

 - Yasai Katsu Curry


3. Lugares visitados:

 - Parque infantil Artergut (Minervastrasse)

 - McGee's en Oerlikon 
 - Restaurante Wagamama
4. Mis favoritos:

 - Puré de patata casero con sus patatas cocidas, mantequilla, leche, nata para cocinar, parmesano, sal y pimienta.
 - Raclette (Sí, ¡otra vez he caído en la tentación!)
 - Restaurante Wagamama
 - McGee's en Oerlikon: Porque cada viernes toca mi amigo en directo y tanto el camarero, como la gente son muy cercanas. Es como estar en familia.

5. Película de la semana:

 - "Ruby Sparks" NOTA: 7

MORALEJA: Papeleo everywhere y nowhere, o lo que es lo mismo, necesito muchos papeles y no tengo ni uno.
Amor no sé, pero el capricho es algo innato del ser humano, si queremos algo, no importa la edad que tengamos, lo queremos Y PUNTO. Y ser espectadora da un miedo que te c....

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